Sus propietarios la traen al consultorio porque desean educarla, sus reiterados intentos de enseñarle a comportarse bien no tuvieron los resultados que esperaban.
Sol, a quien rebautizaron “La Peste”, descuelga la ropa del tendedero; roba y rompe zapatos, zapatillas, repasadores, toallas…; destruye las plantas; hace pozos en el jardín; muerde los muebles…
Cuando llegan los recibe saltando sin cansarse jamás y elimina pequeñas cantidades de orina; además es muy molesta con las visitas.
Si la reprenden los enfrenta, ladrando y tironeando de la vestimenta y cordones del calzado, o mordiendo pies y piernas causando heridas con sus dientes de leche. Incluso mordisquea los tobillos cuando se desplazan por la casa.