domingo, 26 de octubre de 2014

Isis, una gata de hoy. Parte II


La vida de Isis fue complicándose poco a poco cada vez más, Córdoba quedaría atrás y Buenos Aires sería el nuevo destino.
Así continuó esta historia:
En Buenos Aires la propietaria y la gata se instalaron en la casa de la abuela, con quien tenía una relación aceptable aunque mordió y arañó varias veces sus manos cuando trataba de acariciarla.
Tres meses después, compartieron durante un mes y medio un departamento con el hermano de la propietaria, quien a su vez convivía con un gato y un perro, allí también permaneció encerrada en una habitación ya que tres veces hubo peleas intensas con el gato, que la perseguía, acorralaba y atacaba (lo que demuestra que él tampoco la estaba pasando bien). Durante ese período, Isis cambió la relación con su propietaria, la ignoraba y si, por algún motivo, se veía obligada a acercarse lo hacía temerosa y con postura agazapada, atenta y preparada para escapar si fuera necesario, cuando la dueña estaba dormitando subía a la cama, la observaba y olfateaba, y después de un rato se recostaba a descansar a su lado. Ya no jugaba, comía poco y permanecía mucho tiempo escondida y aislada.

Como puede observarse, la vida de Isis fue siempre muy complicada desde el punto de vista de un gato, especie que necesita un territorio y un grupo de convivencia lo más estable posible.
Desde hace un año todo empeoró, cuando la propietaria comenzó a convivir con su pareja, que instaló en la casa un pensionado para caninos. A su vez trajo a la casa a su perro, al cual atacó varias veces por lo que en los últimos meses la gata permanece mucho tiempo encerrada. En una ocasión, al escapar del encierro saltó sobre él, su dueño interpuso la pierna para evitar el ataque y recibió en consecuencia varias mordidas y arañazos.
Actualmente Isis es muy asustadiza y reacciona de manera excesiva frente a diversos ruidos aunque no sean intensos. A pesar de contar con alimento a disposición, roba comida, fideos, verduras, tortas, dulces…, todo le viene bien y lo ingiere en forma desaforada, incluso muerde y come bolsas de plástico, si quieren sacárselas responde con agresividad.
Cuando están descansando, sube a la cama, cambia la mirada, dilata las pupilas y sopla, con caricias logran relajarla pero no les quita los ojos de encima. Me comentan que no están tranquilos en casa porque no saben en que momento atacará.
Lamentablemente hoy Isis carece de bienestar y sus síntomas comportamentales son marcados, parte de la familia desea sacarla del hogar, el resto quiere hacer algo por ella y darle la oportunidad de que mejore su conducta.
Es importante recordar que el gato no es un perro pequeño. Es un compañero de vida diferente con características comportamentales propias, que establece un lazo afectivo estrecho con el espacio en el que habita y necesita, además, que su lugar esté organizado y en equilibrio constante para sentirse bien.
Isis nunca tuvo un ambiente propio que le permitiera rodearse de olores conocidos y tranquilizadores, además el ingreso y salida de personas y animales en el grupo social la obligaba a enfrentarse constantemente a nuevas reglas de convivencia.
Siempre hay que tener en cuenta que el comportamiento del felino adulto depende de la genética; de cómo, dónde y por quien fue criado y educado; de lo que aprendió y aprende a diario; y de lo que le sucede todos los días de su vida, ya sean estos hechos placenteros o no.
Para convivir con un gato hay que conocer bien el comportamiento de la especie y sus requerimientos, esto permitirá brindarle lo necesario y comunicarse con él en un idioma que pueda comprender.
Cuando, entre otras cosas, nuestro estilo de vida lo afecta puede comenzar a estar irritable, agresivo, asustadizo, aumentar el marcaje con las uñas o con su cuerpo, orinar o defecar fuera de la bandeja sanitaria cuando antes nunca lo hizo, entre otros signos conductuales. Esto pone de manifiesta la necesidad de realizar el diagnóstico y actuar de manera adecuada para cuidar la salud emocional del individuo en función de sus propias características.
Los malos comportamientos, entre otros la agresión, pueden prevenirse, evitarse o tratarse independientemente de la edad y la raza, y nunca con métodos violentos.

Algunos de mis pacientes:

En unos segundos estaré listo...