sábado, 23 de julio de 2016

Querido viejo

El tiempo no puede detenerse y la vida del perro es corta. Con la edad quizá siga juguetón como antes, pero comienzan sus limitaciones y es más susceptible a contraer enfermedades, necesita una buena y balanceada alimentación, vacunación anual y desparasitación frecuente.
Comienza a ver y a oír menos, por esto último suele no responder al llamado u obedecer órdenes, pareciera que está más rebelde y no lo es.
Si era asustadizo puede agredir cuando alguien se acerca y lo sorprende, y estar irritable cuando lo acarician o pasan cerca. Los miedos y la ansiedad empeoran si no fueron tratados en edad temprana, si hay niños en casa siempre debe supervisarse su interacción con él.
Un problema de comportamiento geriátrico es el Síndrome de Disfunción Cognoscitiva, un desorden neurodegenerativo que genera cambios de conducta.
Puede desorientarse en su hogar, mostrarse indiferente al regreso de sus dueños, y relacionase poco o nada con quienes convive; o estar muy pendiente de su tutor y manifestar ansiedad cuando se queda solo.
Duerme de día, y está despierto y gime, ladra o deambula incansablemente durante la noche formando círculos.
No aprende cosas nuevas y olvida lo aprendido y, aunque siempre fue limpio, orina o defeca en cualquier lugar.
Empieza a ser selectivo con el alimento, o come cosas no comestibles como hacía de cachorro.
Los signos clínicos citados son leves al principio y progresan con el tiempo. No tiene cura, pero sí es factible, con el tratamiento temprano, enlentecer sus consecuencias para mejorar así su calidad de vida y la convivencia con él.
Para el viejito es fundamental el afecto, tiempo y paciencia de la familia. Acariciarlo, nunca castigarlo o gritarle por sus malas conductas, y aumentar, según sus posibilidades, sus rutinas de juegos y paseos.

Algunos de mis pacientes:

En unos segundos estaré listo...