miércoles, 1 de diciembre de 2010

¿Por qué no obedece?

Sol es una cachorra Labrador retriever de 3 meses y medio de edad.
Sus propietarios la traen al consultorio porque desean educarla, sus reiterados intentos de enseñarle a comportarse bien no tuvieron los resultados que esperaban.
Sol, a quien rebautizaron “La Peste”, descuelga la ropa del tendedero; roba y rompe zapatos, zapatillas, repasadores, toallas…; destruye las plantas; hace pozos en el jardín; muerde los muebles…
Cuando llegan los recibe saltando sin cansarse jamás y elimina pequeñas cantidades de orina; además es muy molesta con las visitas.
Si la reprenden los enfrenta, ladrando y tironeando de la vestimenta y cordones del calzado, o mordiendo pies y piernas causando heridas con sus dientes de leche. Incluso mordisquea los tobillos cuando se desplazan por la casa.
Me cuentan que es una “odisea” servirle la comida porque salta para alcanzar el comedero, y luego se abalanza sobre él como si nunca le bastara el alimento.
Si la invitan a jugar o desean acariciarla se descontrola y muerde, últimamente evitan interactuar con ella porque, a pesar de su pequeño tamaño, le temen.
Si por su mal comportamiento la llevan al patio, arremete contra las puertas o las rascas por tiempo indefinido, las marcas en las mismas muestran la potencia de su reacción.
Durante el paseo por la calle se cruza de un lado al otro tironeando de la correa, es muy asustadiza y se sobresalta con ruidos o movimientos, no es amistosa con otros perros y salta sobre la gente que pasa a su lado, convirtiendo el momento que debería ser placentero en desagradable.
Los primeros viajes en auto fueron tranquilos pero últimamente muerde la cabeza, brazos o pies de quienes la acompañan, mordisquea la palanca de cambio, el apoyacabeza...
No es lo que esperaban cuando decidieron traerla al hogar y están pensando seriamente en deshacerse de ella para recuperar la tranquilidad. Su conducta es motivo de diferentes discusiones en la familia y “La Peste” transforma la vida del grupo en un verdadero caos.
Ciertos comportamientos de Sol podrían ser esperables en un perrito de esa edad, pero la intensidad de los mismos indica falta de autocontrol por problemas de desarrollo en el cachorro.
Para mejorar el comportamiento de Sol, entre otras cosas, debemos utilizar un lenguaje que ella pueda comprender. Suele suceder que lo que se expresa con el cuerpo no coincide con las palabras y esto la confunde.
Entonces, debemos aprender a hablar en el idioma de Sol para comunicarnos en forma adecuada y eso no significa comenzar a ladrar.
El perro se expresa mediante un lenguaje no verbal que adquiere conviviendo con otros individuos de su misma especie.
O sea, para aprender a relacionarse con otros perros e incorporar los rituales necesarios para hacerlo bien, el cachorro debe interactuar con su madre y hermanos. Más tarde utilizará esto que aprendió para comunicarse con las personas.
A su vez, cuando el hombre se comunica con el perro, lo hace por medio de su voz y al mismo tiempo le da un mensaje visual mediante los movimientos y poses de su cuerpo, esto último tiene mucha importancia para el perro porque es en realidad lo que dará sentido a lo expresado verbalmente, afirmándolo o contradiciéndolo.
Si las palabras y los gestos de su dueño no coinciden el perro se confunde y en consecuencia no responde o lo hace en forma equivocada. A veces no obedece porque no entendió el mensaje.
Si el perro presenta conductas que generan dudas sobre lo que pudiera ser o no adecuado (miedos, falta de higiene en el hogar, destructividad excesiva, monta, agresión, excitabilidad aún durante el juego, entre tantas otras) es importante consultar al médico veterinario especializado en comportamiento quien evaluará lo que está sucediendo para mejorar la convivencia con él.
Para compartir los días con un compañero de cuatro patas con “perrolidad agradable” (entiéndase “personalidad” pero en el perro) no se necesita una raza determinada. Solo se requiere ser coherente en el mensaje que se le brinda a diario, ofrecerle un ambiente variado, tiempo disponible y disfrutar junto a él.
Los primeros meses de vida son fundamentales para que posteriormente sea un adulto equilibrado y competente. La buena comunicación y el trabajo diario evitan la aparición de malos comportamientos.
Es necesario tener presente que los problemas de conducta pueden prevenirse con la buena crianza, evitando enojos y castigo físico. La consulta etológica cuando es cachorro permite educarlo sin generarle miedo o ansiedad.
Ah!!, olvidé comentar que La Peste está abandonando el hogar, hoy ya asoma nuevamente el “Sol”.

Algunos de mis pacientes:

En unos segundos estaré listo...