La pregunta era apropiada, no así el horario en que el propietario, un joven de 22 años, llamó para hacérmela, eran las 6 de la mañana de un domingo invernal, y él estaba muy preocupado porque no sabía cual sería la mejor decisión para su perra dobermann de 6 meses de edad. Obviamente yo estaba en mis mejores sueños, cuando logré concentrarme en lo que necesitaba le sugerí concertar una entrevista en un día y horario más cómodo.
Así lo hizo. Él deseaba lo mejor para “Sol” pero, al mismo tiempo, temía que ella se apegara mucho al paseador y desde lo afectivo ya no dependiera de él.