Seguramente muchos han vivido situaciones semejantes a la siguiente:
El gato joven o adulto se esconde debajo o detrás de un mueble o atrás de una cortina, se agazapa, comienza a mover lateralmente la parte posterior del cuerpo y la cola. Espera atento en esa posición unos segundos y finalmente ataca a la presa que puede ser un insecto, los pies, piernas, manos, etc. de su propietario o el perro o gato que convive con él.
Puede ser un manotazo con las uñas escondidas o también, en ocasiones ser un comportamiento más agresivo que causa heridas con los dientes o las uñas. En este último caso es necesario realizar el examen clínico etológico.
¿Es normal que lo haga?
El gatito aprende a cazar con su madre, quien le enseña a capturar, matar y luego a alimentarse con la presa. Por eso no debe sorprendernos el hecho de que si llegó al hogar a muy temprana edad juegue con la presa sin matarla y no la ingiera.
Es común que si el gato habita en una casa y sale al exterior ponga en práctica este comportamiento persiguiendo pájaros, ratones o insectos en el jardín, patio, balcón o tejado.
Jugar a cazar es necesario para el buen desarrollo del cachorro, es un juego que debe practicar desde chico para ser un eficiente cazador en la adultez.

¿Cómo jugar con nuestro gato?
Cuando jugamos con nuestro gatito debemos evitar que su objetivo sea alcanzar nuestras manos o pies.
Podemos brindarle juguetes de distintos materiales y tamaños pero que sean livianos, por ejemplo pelotitas de papel o goma, corchos, cascabeles, conejitos o ratones de peluche, plumas... Cuanto más semejantes sean los juguetes a sus presas naturales más tentadores les resultarán.