Si, son frecuentes.
Los propietarios de gatos pocas veces consultan con un médico veterinario especializado en etología clínica porque suponen que el comportamiento huraño o agresivo que presenta es consecuencia de su temperamento, por lo tanto es normal y no se soluciona.
Quisiera poder modificar esta idea.
La conducta del gato depende de la genética y del ambiente que lo rodea desde su estancia en el vientre materno. O sea, está influenciado por el comportamiento de la madre, las condiciones en que se desarrolló su gestación, de cómo, dónde y por quien fue criado y educado, y las características de vida actuales.
El gato es un animal territorial y el simple cambio del mobiliario, o la presencia de nuevos habitantes en el hogar pueden alterar su conducta.
Para diferenciarlas es necesario realizar un examen clínico etológico. Por medio de este se arriba al diagnóstico y se decide si es necesario implementar un tratamiento comportamental, que puede, en ocasiones, requerir la utilización de medicación como complemento del mismo.
¿Qué debemos considerar?

Sí.
Desde pequeño debe habituarse a diferentes estímulos cotidianos y a estar en contacto con las especies animales con quienes tendrá que convivir y personas de diferente sexo y edad.
Debe brindársele un ambiente limpio y amigable, con diferentes alturas y lugar para arañar, juguetes y juego adecuado, ser coherentes en el mensaje que se le brinda diariamente, respetarlo cuando se retira para no ser molestado y evitar siempre los malos tratos.