Las fiestas de fin de año son para algunos una época de encuentros y festejos; para otros, días que complican seriamente la vida del compañero de cuatro patas y la familia.
Al escuchar petardos, muchos perros, sin importar la raza, edad y el sexo, sienten un miedo intenso que los lleva a buscar, sin resultado, un lugar donde refugiarse.
El excesivo temor les impide realizar su actividad normal. Hace que se sientan mal, permanezcan muchos horas del día escondidos, coman y duerman poco, no deseen pasear o jugar...
Es importante diferenciar miedo y fobia.
El miedo es una respuesta normal y puntual que se presenta frente a situaciones desconocidas. El individuo desconfía, actúa cautelosamente, toma distancia, pero si observa que lo que lo asusta no representa peligro para él deja de temer y retoma su actividad habitual.
En cambio, la fobia es una respuesta de miedo excesiva, exagerada, desproporcionada, que se prolonga en el tiempo, y lo lleva a intentar escapar sin medir las consecuencias. Le impide evaluar si el evento es realmente peligroso o no, y las consecuencias de sus actos.
La excesiva reacción de miedo que presentan algunos perros al oír truenos o petardos se debe a una enfermedad de conducta, y por ello hay que brindarles el tratamiento adecuado para que recuperen el bienestar emocional.