lunes, 18 de enero de 2016

¡Vacaciones!

Finalizó Diciembre, mes esperado y pleno de encuentros… Otro año se fue.
Los estudiantes están en casa y cambian la rutina del hogar. La vida del perro o gato de la familia también se modifica.
Si es sociable, estar más tiempo acompañado y entretenido mejorará su estado anímico. Si no lo es, el movimiento a su alrededor incrementará su ansiedad y pasará más tiempo escondido o con mal humor.
El clima invita a pasear y se planifican las merecidas vacaciones, la duración, el destino… Se piensa en compartir, o no, la aventura con el compañero de vida.
La decisión suele ser distinta si se trata de perro o gato. También si hay más de un animal, no goza de buena salud o es viejito.
El felino se adapta a vivir solo, es ordenado y dentro de la casa adonde habita tiene su propio espacio bien organizado. Cualquier cambio, aunque sea imperceptible, modifica el territorio y altera su equilibrio emocional. Entonces, si las vacaciones serán cortas, es preferible no llevarlo porque necesitará varios días para armonizar su nuevo lugar y reconocerse en él.
Si el compañero es un canino hay más opciones: viajar con él, dejarlo en la casa al cuidado de alguien confiable y con quien tenga buena relación, o en un pensionado con referencias.
Él pertenece a una especie social y rutinaria. Si se quedará en la casa no debe pasar muchas horas solo y hay que respetar sus rutinas de alimentación, juego y paseo para no alterar su bienestar.
Si su destino es un pensionado, debe visitarlo varias veces antes de quedarse allá en forma definitiva, necesita habituarse al lugar, y a las personas y animales con quienes convivirá los próximos días. Él no comprende la causa del abandono y en consecuencia puede sufrir miedo y ansiedad.
Si la decisión es llevarlo y el viaje se realizará en automóvil, es indispensable evaluar si está acostumbrado. Si es así dormirá gran parte de la travesía, aunque será necesario realizar paradas para que se distraiga, camine y juegue. Si no lo está, es recomendable hacer previamente excursiones cortas para que se habitúe a su movimiento.
El jadeo o babeo, la inquietud, los vómitos… indican que siente miedo. Puede convenir administrarle antes de iniciar el viaje un medicamento, indicado por el médico veterinario.

Es importante tener en cuenta que ciertas drogas, entre ellas las gotas sedantes tan usadas por muchos sin cuidado, pueden tener serios efectos colaterales. Respecto del comportamiento, si el animal es agresivo se tornará peligroso porque facilitan su agresividad al hacer que pierda la capacidad de controlarse a sí mismo.
Al llegar a destino hay que ser precavidos.
Mientras se baja el equipaje debe permanecer en lugar seguro, con correa o en su caja transportadora, para evitar que en un descuido salga a la calle, se desoriente y se pierda.
No hay que dejarlo solo, en un ambiente nuevo puede sentir temor. Es necesario brindarle tiempo para que se relaje, investigue y habitúe al espacio.
Más tarde es positivo salir a caminar con él para que reconozca los alrededores, con la correa colocada, no suelto. Por precaución hay que agregar al collar una medalla con sus datos, porque “siempre es mejor prevenir que curar”.
Luego, si se lo libera, es aconsejable no quitársela desde el primer momento para que sea más fácil llegar a él si fuera necesario. Si comienza a correr y se aleja no hay que desesperarse, perseguirlo o llamarlo con enojo, es preferible invitarlo a regresar en posición de juego y evitar el reto cuando lo hace.
Si no suele caminar entre la gente, pasear por la calle principal en horario pico puede atemorizarlo. Si nos transformáramos en alguien de su tamaño, notaríamos que la sensación de caminar rodeado de piernas y pies no es placentera. Son bultos que se acercan y amenazan con pisarnos o patearnos.
Con paciencia y constancia será el acompañante perfecto en cualquier horario y lugar.
En la playa debe poder resguardarse del sol que también es perjudicial para él, y disfrutar del día mojado o sucio, como le guste más. Es negativo obligarlo a ingresar al agua, el tiempo posibilitará que pierda el miedo y lo haga si lo desea. Las olas del mar desde su altura también son amenazantes.
En la montaña hay que controlarlo de cerca. Habitan animales ponzoñosos que al ser desconocidos despiertan su curiosidad y pueden lesionarlo cuando los estudia.
Pero… la buena vida es cara.
Como decía mi abuela “hay más barata, pero no es vida”. Lamentablemente todo llega a su fin y las vacaciones también.
Al regresar al hogar es importante tomarse unos minutos para evaluar la experiencia.
Frente a situaciones desconocidas algunos animales investigan, otros responden con agresión mediante ladridos o maullidos, gruñidos, pelos del dorso y lomo parados; otros se paralizan; otros huyen…
La habituación a distintos estímulos cotidianos y su socialización en edad temprana los preparan para sobrellevar distintas situaciones y a adaptarse más fácilmente a los cambios que pudieran presentarse.
Si la conducta del animal de compañía no fue la deseada, al regreso hay por delante muchos meses para corregirla antes del año próximo y así recuperar su bienestar emocional.

Algunos de mis pacientes:

En unos segundos estaré listo...